LAS MARCAS. UNA APROXIMACION INICIAL (I).
En este artículo pretendemos dar una visión introductoria mediante una breve reseña de lo que son las Marcas. En próximos artículos intentaremos ahondar en sus aspectos más importantes como son su régimen jurídico, los derechos que incorporan , o sus diferentes clases.
Asociamos de manera inconsciente , pero acertada, el término “MARCA” a un producto que sabemos que pertenece a determinado empresario. Existe entonces un elemento psicológico detrás de esa asociación en la que subyace una idea fundamental : las personas distinguen un producto de otro con características similares a través de esa Marca.
Todos los diccionarios de nuestro ámbito geográfico y cultural coinciden en dar a la palabra “distinguir” un significado muy parecido: es hacer que una cosa se diferencie de otra por medio de alguna particularidad, conocer la diferencia que hay de unas cosas a otras, y que no se confundan unas con otras.
El rasgo más importante pues de “DISTINGUIR” es diferenciar una cosa o una persona, de otra, evitando así su posible confusión. Por tanto, las Marcas , como ya hemos avanzado, sirven para diferenciar y distinguir unos bienes que están en el mercado (productos o servicios), respecto de su origen , o fabricante, o comercializador. Esa sería la finalidad inmediata. La finalidad última sería dotar al posible consumidor de mayores elementos de juicio para motivar la adquisición o no por su parte de ese bien que tiene determinada Marca, a través de esa distinción.
Al estar dotada de un elemento inseparable del carácter humano como es la voluntad de diferenciación, su origen histórico es muy antiguo, y va unido a la evolución social y económica del hombre. Desde la Antigüedad Clásica, pasando por la Edad Media, los artesanos (alfareros, joyeros, armeros, …) ya hacían marcas o señales en sus productos para distinguirlos, siendo obligado para los oficios que estaban encuadrados en un gremio; tal era su importancia.
El auge de la marca viene con la producción en masa de bienes y productos que comporta la industrialización que se da en Europa y América durante el siglo XIX; y también con el gran desarrollo del comercio a nivel mundial, para poder vender esos productos resultado de la industrialización . La enorme competencia entre los fabricantes que se crea en el sistema capitalista, consecuencia de su propia naturaleza, hace que, inevitablemente, el concepto de marca se desarrolle y masifique, no tardando en aparecer regulaciones normativas a nivel internacional para su protección, como un activo más de la llamada “propiedad industrial” (Convenio de París de 1883 ).
Otro elemento ,capital, de las marcas es su plasmación física o representación gráfica : lo que hace que, de manera visual o sonora, las personas diferencien un producto de otro. Y sin esa representación gráfica, no existe Marca. De tal manera es así, que la ley española de Marcas (art. 4) define a éstas como “todo signo susceptible de representación gráfica que sirva para distinguir en el mercado los productos o servicios de una empresa de los de otras”.
Y es que esa capacidad de distinción que caracteriza a las marcas no puede darse sin la reproducción de un signo, símbolo, logo o gráfico que represente de un modo u otro al producto que amparan, y que hace nacer en nosotros ese mecanismo psicológico que nos hace reconocer, diferenciar y no confundir ese producto de otro con características o propiedades similares, pero que evidentemente nunca será el mismo. Y en última instancia, que nos predispone o nos aleja de su adquisición.